Respuesta fisiológica ante el estimulo sexual
Tras haber experimentado el orgasmo, sigue normalmente un considerable periodo de agotamiento, de relajamiento, de descanso y con frecuencia, de sueño.
¿Cómo responde el cuerpo a éste estimulo intensivo?
Me encanta la descripción encontrada en el libro El mono desnudo: En ambos sexos se producen considerables aumentos de las pulsaciones, de la presión sanguínea y de la respiración.
Estos cambios empiezan durante las actividades precopulativas y alcanzan su máximo en el momento de la consumación.
El numero de pulsaciones, que normalmente es de 70 a 80 pulsaciones por minuto, se eleva a 90 o 100 durante las primeras fases de la actividad sexual intensa y hasta 150 en el orgasmo.
La presión sanguínea, que empieza aproximadamente en 120, se eleva a 200 e incluso a 250 en el momento del clímax sexual.
Desmond Morris describe, cómo la respiración se hace más profunda y más rápida, se acelera al momento del orgasmo... se convierte en un prolongado jadeo, a menudo acompañado de rítmicos gemidos o gruñidos.
Al final, rostro puede estar contraído, con la boca muy abierta y dilatadas las ventanas de la nariz, a manera de los atletas en su máximo esfuerzo o de las personas a quienes les falta el aire.
Es por ello que si realizas una actividad sexual vigorosa popularmente aplicaría el termino de "La dieta del cucurucho" esto derivado a que realmente se lleva a cabo un gasto energético dentro de la actividad sexual, quizá no lo suficientemente importante para compensar excesos en tu alimentación pero si para dejarte lo suficientemente relajado y con un delicioso agotamiento. ¿O no?
En un estudio realizado a 21 parejas heterosexuales en Montreal, se observó que el gasto energético promedio durante la actividad sexual fue de 3.6 kcal /min en hombres y mujeres sanos, lo que representa una actividad física moderada. El estudio sugiere que en ocasiones, el sexo podría considerarse como un ejercicio significativo. ¡Todo depende de las ganitas que le echen!
Créditos: Elízabeth Göv